Lo que nos gusta, lo que nos conviene

Cuando uno piensa en un cambio de material, siempre sale a la luz lo que nos gusta y lo que nos conviene. Y el problema es que no siempre coinciden.

La gente de marqueting de las marcas hace bien su trabajo y consigue que nos identifiquemos con un tipo de producto. En el caso del esquí, uno puede ser más de una u otra marca tras años de probar esquís o simplemente porque le transmite unos valores con los que se identifica. Y si a esto le añadimos opiniones en revistas o simplemente el diseño del producto, ya tenemos un buen embrollo montado, porque en nuestra cabeza aparece el producto que más nos gusta y vamos con esta predisposición a comprar. 

En el momento de la compra es cuando un buen profesional puede valorar si la idea que uno lleva en mente es la más adecuada para poder disfrutar al máximo, ya que al final todos buscamos disfrutar de nuestro deporte favorito (bueno, siempre habrá alguno que disfrute más enseñando el material, pero son minoría) o si será mejor encaminar al cliente hacia otra opción que se adapte mejor a sus características.  

A veces es difícil vencer los prejuicios, lo que el cliente ha leído, lo que te aconseja el amigo experto, etc. Pero, como profesional, hay pocos momentos comparables al que se produce cuando cambias el esquema a alguien y vuelve después a contarte lo contento que está con esa compra. Son las cosas que nos hacen seguir trabajando para ofrecer lo mejor… para ti.

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